Pensar en un manual de edición, definido o estandarizado, parece ser una buena idea porque lo es, sin embargo, es claro también que se trataría de un manual incompleto. El trabajo del editor es permanente y multidisciplinario, no existe una forma o un camino definitivo para llevarlo a cabo, sin embargo, existen aspectos que siempre hay que tener en cuenta, más, a la hora de editar ficción.
Es importante tener en cuenta al público sin dejar de lado la voz del autor. El editor es el primer lector del texto y es también, el mediador entre autor y público. Muchas veces, el verdadero trabajo de edición no es la edición en sí misma sino la toma de decisiones, el editor debe poner en juego su sensibilidad para detectar qué es lo que hace al texto ser lo que es y a la vez reconocer sus posibilidades.
Por otra parte, reconocer estas posibilidades no es sinónimo de llevarlas a cabo, toda decisión es una apuesta, eso significa también dejar de lado. Elegir y construir el camino de un libro es entretejer una amplia e ininterrumpida decisión formada con múltiples particularidades.
